La limpieza y el correcto mantenimiento de los equipos es un aspecto fundamental para el buen funcionamiento de las empresas. Por este motivo, cada vez son más las compañías que apuestas por la limpieza industrial por ultrasonidos. Estas son las razones.
El mejor método para limpiar zonas difíciles
Los ultrasonidos permiten un proceso de limpieza muy profundo que llega a alcanzar incluso lugares de difícil acceso. Este método de limpieza por ultrasonidos consiste en el uso de ondas longitudinales de alta frecuencia que se producen dentro de la solución donde se va a introducir la pieza a limpiar. Aprovechando lo que se conoce como cavitación se produce una gran cantidad de burbujas, las cuales son las encargadas de realizar dicha limpieza. Como las burbujas de aire tienen un tamaño menor a 1µm, penetran en cada orificio por pequeño que sea.
Por ello, la limpieza por ultrasonidos es el mejor sistema para componentes de alta complejidad en cualquier tipo de material (fundición, acero, aluminio, cobre, bronce, titanio, bronce, algunos plásticos y cauchos, etc).
Lo más importante de estas máquinas de ultrasonidos es que son capaces de realizar un buen trabajo de una forma totalmente segura y sin producir daños en los objetos. Esto es un punto fundamental para el tratamiento y mantenimiento de las diferentes piezas industriales. Con esta técnica no solo podemos llegar a limpiar esas zonas inaccesibles de otra manera, sino que además, aseguraremos la vida útil del material.
Un proceso mucho más sencillo de lo que parece
Aunque suene todo muy tecnológico e inalcanzable la limpieza industrial por ultrasonidos requiere de muy poco tiempo (entre 15 y 20 minutos) y no precisa de un operario que la supervise. Los parámetros de este proceso son los siguientes:
- La temperatura: los cambios altos de temperatura sobre el líquido limpiador favorecen el proceso de evaporación, facilitando la aparición de cientos de burbujas que implosionan lanzando gran cantidad de energía, que impacta sobre la suciedad eliminándola por completo.
- La frecuencia: no todas las piezas industriales necesitan de la misma frecuencia para ser limpiadas. Todo depende del nivel y grado de suciedad que haya de ser limpiado. Por ejemplo, las frecuencias más altas se usan para los procesos de limpieza de elementos delicados como los relacionados con la óptica o la joyería, por ejemplo.
- Aditivos químicos: los ultrasonidos no pueden funcionar por sí solos, necesitan de un limpiador químico para realizar su trabajo. Este tipo de aditivos químicos pueden ser diferentes y usados en distintas cantidades dependiendo siempre del objeto a limpiar y del grado de suciedad. La labor del ultrasonido es potenciar el efecto limpiador del producto, reduciendo así su consumo.
La limpieza industrial por ultrasonidos depende bastante de la correcta elección de todos estos parámetros. Gracias a ello se puede reducir el tiempo, así como la energía necesaria para llevar a cabo todo el proceso. Este es uno de los motivos por los que también se considera a los ultrasonidos como un proceso que cuida mucho más el medio ambiente que otros métodos mucho más agresivos.